cuando sucedes tú alzan persianas
sucedes en la noche y la ventana
se perla con estrellas displicentes
cantando en su nocturna nana
cómo te miro sorprendido y tenso
sucede en la mañana un nirvana
una lenta explosión de palomares
un descender al mundo desde el lecho
por claros toboganes luminosos
abriéndose las bocas de las nubes
sucede que tu andar es paralelo
al ambulante curso de los ríos
sucede que tu boca tiene vahos
que te tienden al fresco los suspiros
sucede que el camino se hace recto
piramidal en punta circunflejo
con el punto de fuga donde juntas
los dos melocotones de tu seno
así vas sucediéndote en mis horas
veinticuatro postales desde el gozo
para el álbum de todas las dulzuras
que desde la distancia colecciono
sucede que aterriza el mediodía
comiéndose las sombras de la plaza
y un tendido de sol sobre tu escote
vuelve redondas todas las miradas
y das calor como los niños chicos
como gato dormido en una falda
ese calor que cuece las espigas
y al amor de su lumbre las levanta
que no rompe las rocas que no quema
tiene menos de fuego y más de agua
de los prados lentísima y templada
y apenas muere el día sucediste
si aviso banderas ni campanas
diáfana sutil embriagadora
con cotidianeidad maravillosa
abriéndome la boca a tus milagros
perpetuando la magia de las cosas
llenándome de hadas los jardines
devolviendo balcones a las rosas
con un gesto sencillo e inocente
como sin darte cuenta del portento
vienes a suceder sobre la vida
con la varita mágica del tiempo
abrevando en el surco las raíces
sosteniendo las aves en el cielo
tú que pintas las mieses de amarillo
tú que me abres los ojos al consuelo
Tomás Galindo