He encontrado un hombre perdido en la calle,
lo llevo a la oficina de sujetos perdidos.
Creí que se trataba de algo extraordinario
y no. Hay muchos. A este lo han puesto
en la estantería de recientes,
se ve que conforme pasa el tiempo
es más difícil que los recuperen
y los van echando para atrás.
Hay una para jubilados con petanca,
está la de abuelas cuyos nietos crecieron,
otra de padres de familia que, por lo visto,
no reconocen a su familia cuando se sientan a comer,
o la de madres arrepentidas.
Este hombre solo soltaba alguna lagrimita,
se le ve discreto y limpio y con corbata.
Nunca he entendido cómo la gente
puede dejarse personas así olvidadas en mitad de la calle
¡otros para sí los quisieran!
Estaba prácticamente a estrenar.
¿Sabes que te dan un recibo?
T. Galindo ©