https://youtu.be/uv5PGTALWH0
La sandía es un manjar
de utilidad singular,
tres cosas buenas depara
así que comerla debes,
porque se come, se bebe,
y hasta te lava la cara.
–
Imagina: Andalucía.
Canícula. Mediodía.
Un sol que es plomo fundío.
Las moscas vienen y van.
Las campanas ni talán.
Los pajarillos… ni pío.
una vieja muy revieja,
gorda, sucia, culibaja,
se está comiendo una raja
de sandía,
sin menear una ceja,
sentada sobre una caja,
la tía.
Y sentada de tal modo
¡que está enseñándolo todo!
Se ha remangado de más
la saya hasta las rodillas
y no se advierten puntillas
encajes ni …na de na.
Que se ven ¡vaya por dios!
en vez de una raja, dos.
Y pasó el tío Manuel
serio y circunspecto él,
y no pudo por menos que fijarse
en lo que no llevaba,
no por caérsele la baba,
sino más bien por cosa de espantarse.
Y le gritó en medio del camino:
-¡Que te se ve er chumino!
Y le contestó la tía:
-Ay, Manué, que no te coscas,
que es por que, si no, las moscas
me vienen a la sandía.
Tomás Galindo ©.
Conseguirás que me se atragante la sandía, joío. ¡Ptu, ptu, ptu! (escupo los pipos).
El chiste me lo sabía, lo que no podía imaginar es que se podía poner en verso con esa elegancia… felicimuchas, sr. Margrave.
El haberlo leido primero no le restó «ni un poquito así» de risas de cuando lo oí recitado.
Una verdadera chanchada contada con toooda la picardía.
Mencantó 🙂