¡Europa, Europa!
La vida en un papel
la vida en un papel
en la medida de los termómetros y en las radiografías
la vida envuelta en sedas
la vida a rayas y a topos y a cuadros en lana y algodón
una vida financiada
a plazos
estipulada valorada tasada
y pagada en horas dias meses años
seguro que alguien tiene más vidas otras vidas que ponerse en el armario
en la caja fuerte
la vida sentada
la vida de pie
la vida desfilando yendo viniendo parando y arrancando
la vida sin parar
la que cuesta y la que duele y la que cansa y la que obliga
la vida de los otros que se ve por la ventana
la vida propia que se va por el espejo
la vida vivida a solas
y con otros
y a solas y con otros
entre risas y lágrimas mentiras y medias verdades
incluso verdades
verdades como montañas de grandes
que sólo se pueden ver de lejos
y que de cerca son otra cosa
tu suelo el cimiento de tu casa
algo transitable algo por donde pasar
la vida ante el semáforo
24 segundos de abismo
vivir la vida en retaguardia
desde las cifras y los números primos
como si tu número nunca fuera a salir del bombo
y tantos jueces midiéndola pesándola evaluándola
y diciéndote que no que no da el peso la talla la virtud
porque los jueces nunca miran a los ojos
un principal paisaje de palabras
circunda los caminos del silencio
en la vida
la vida que iba en serio y tú que te creías el rey de todo el mundo
y se te cayó la majestad con la primera hostia
ahora escatimas los instantes y los fotografías
y los vives con rabia y con gritos
y con rugidos desde la manada
la negación horizontal del sueño escapando de la vida
al abrazo del sexo y las mentiras
la vida en la madriguera y en la cueva y en la guarida
con los ojos cerrados y contando hasta ciento
la vida con miedo
el viento el puro viento que sostiene en el aire las palabras
apagando las velitas
Tomás Galindo ©
Esponsales
La alfombra majica
Feliz cumpleaños, le dije a mi querida alfombrilla al poner mi mano sobre ella esta mañana. Qué de añitos ya juntos, parece que fue ayer ¿recuerdas? cuando te me regalaron al comprar mi ordenador, aquel ordenador con el sistema operativo 3.11 de windows, aunque pronto lo reemplacé por el maravilloso 95. Lo que sí recuerdo fue que era en el mes de abril, el año no ¡no se puede estar en todo!
Qué de aventuras juntos, navegar por el proceloso océano internáutico, descubrir los procesadores de texto y los de tratamiento de gráficos, aquel Corel que hacía la competencia a Photoshop, las primeras páginas web… Cuánto has tenido que padecer a mi lado, golpes de ratón cuando me enfadaba, vertidos de cerveza (sin) y de té, manchurrones de chorizamen, tortillas varias, salsas, refregones con quesos, cruasanes mantequillosos y helados goteantes. Ah.
Otro ya te habría cambiado por una nueva, incluso me regalaron algunas, pero yo me resisto a no verte, como siempre, ahí, haciéndome el callo en la muñeca derecha. Como dios manda, y por muchos años.
(Nota: recordar escribir un artículo sobre el jersey Levys que compré en 1980, que está como nuevo ¡y me vale!, otro sobre la silla sobre la que me siento desde 1982, ah, y sobre el par de gafas Rayban que compré en el 77…)