El dulce no hacer nada es mi pasión.
Yo podría pasarme todo el día
mirando cómo crece una sandía
sin perder un segundo de la acción.
Pero no actúo así por vocación,
me decidí por tal filosofía
cuando entendí que al fin era baldía
la tentativa de la perfección.
La gente viene y va como los locos,
todos con prisas, todos con sofocos,
sin servirles de nada ese trajín,
que los devora igual que comecocos.
Son figuras, mas de futbolín,
pero yo paso hasta de poner…
T. Galindo ©