Los chistes de mi padre

O aquel de las pueblerinas que preguntaban -«¿A tú te gusta esto?» Y el otro les dijo -«Que no se dice tú, que se dice ti» Y luego iban dándoselas de finas diciendo…


(de Juan)

No me gusta bajar la basura

Pero reconozco que es cierto el viejo dicho de que, cuando menos se piensa, salta la liebre. Cruzaba la calle rumbo al contenedor cuando, de repente, zas, recibí una impresión lunática en toda la retina.
La luna es lo que tiene, que a veces te sorprende, tan llena, tan redonda, tan suya, allá en lo alto.

Aparición de la Virgen María en un concesionario Peugeot

La virgen se aparece a los mecánicos de un taller concesionario Peugeot.


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Corre como la pólvora en el barrio la noticia de que la virgen María se ha aparecido a los mecánicos del taller de la esquina, Taller Mecánico JMF Peugeot, por lo que corro con mi bloc y mi bolígrafo Bic a oír la versión en primera persona. Ha debido de haber bastante revuelo, por lo que el dueño del taller ha bajado la persiana y he de esperar a la salida y llevarme a los empleados a tomar unas cervecitas, San Miguel deliciosa también sin alcohol, obsequio del señor Paco, de Casa Paco, especialidad en calamares fritos y cazuelitas de callos. Vienen conmigo los tres empleados que han asistido a la aparición, Roberto, el oficial mecánico; Pepe, especialista en chapa y pintura, y Verónica, administrativa.
Oz – Cómo se ha producido la aparición, contadme.
Al pricipio se miran los tres, indecisos, sin saber como empezar, y luego se atropellan hablando, por lo que hago un resumen de lo acaecido. Al parecer se encontraban los dos operarios con las cabezas introducidas en el motor de un 107, vehículo dinámico y práctico ideal para callejear que puede ser suyo por una módica cantidad mensual, cuando notaron un sonido como de campanillas o de suaves cánticos infantiles, y se impregnó el taller de un olor dulce y delicioso que describen como parecido al Ambientador gel Turtle Wax aroma Manzana, de 60 días de duración; extrañados se volvieron y contemplaron a una mujer joven, adolescente más bien, vestida con unos extraños ropajes que apenas le dejaban visibles cara y manos. y que les contemplaba suspendida en el aire en un rincón, entre la mesa de las herramientas y los bidones de los cambios de aceite, Castrol, lo que necesita su motor, que realizan en el momento y con 19 puntos de control para su mayor satisfacción.

Oz – Cuál fue vuestra primera reacción ¿Os disteis cuenta de que era la virgen?
Pepe – Bueno, yo, esteee, así de primeras me creí que era la hija del jefe, que es así pequeña y a veces viene y se pone a hacer el indio, pero vamos, me extrañó verla ahí flotando, y ya cuando nos dijo que era la virgen, pues entonces ya pensé que podía ser la virgen.
Roberto – Yo enseguida, pun, me puse de rodillas, claro.
O – Qué os dijo.
R – Hijos míos, que soy la virgen, eso nos dijo.
O – ¿Y ya os lo creisteis?
P – Bueno, yo miraba a ver dónde estaba la cámara oculta, pero por si acaso…
O – ¿Y luego qué hizo, qué más os dijo?
R – Al principio se quedó allí, quieta, mirando al techo.
P – Sí, un ratico estuvo así. Luego ya, como no pasaba nada, nos dijo otra vez que era la virgen, y entonces aquí el Roberto le dijo que muy bien.
O – ¿Que muy bien le dijiste?
R – Sí, claro, qué le voy a decir.
O– ¿Y qué más pasó?
R – Que nos volvió a decir que era la virgen
P – Sí, jeje, entonces este le dijo que qué se le ofrecía. Yo iba a rezar o algo, claro, y va este y que qué se le ofrecía ¡pues qué se le va a ofrecer! A ver si creías que venía a que le miraras las bujías…
RCoño, pues algo había que decir, yo qué sabía.
O – Y ella qué contestó.
R y P – Se echó a llorar
O – ¿Se echó a llorar la virgen?
R – Sí, bueno, primero se bajó de allí de lo alto, y se sentó en la mesa de las herramientas, que yo le dije, no se ponga ahí usté, que mire que se va a poner perdida, pero no, nada, oiga, no se manchaba, se ve que porque es milagrosa ¿sabes? Y ahí estuvo un ratico haciendo pucheros, la pobre.
Verónica – Llevaba unas sandalias muy bonitas, de esas con correítas finas, como unas Jimmy Choo pero sin tacón. Marroncitas, ya le digo que muy monas.
O – ¿Usted también presenció los hechos?
V – Yo es que salía a tomar un café Baqué con leche PascuaL, que a esas horas siempre es que lo necesito, y claro, me los vi ahí como pasmarotes a estos, de rodillas, y una chica sentada en la mesa, vestida rara y con las patitas al aire, pues que no sé, que me pareció muy raro. Yo me pensé que era alguna amiga de estos y que le estaban mirando las sandalias por algo, yo qué sé. Esas sandalias no hay quien las limpie, con esas correas tan finas, muy bonitas pero de mírame y no me toques. Como para andar por un taller…
R – Qué raro ni qué raro, si es que no lo viste desde el principio, coño.
V – ¡Cómo iba a saber yo que era la virgen si no me deciais nada! Yo, que una tiene educación, le ofrecí bocata, que lo iba desenvolviendo del albal, y entonces ella se me quedó mirando, y se refrotó los ojos. Ahí me di cuenta de que había estado llorando y entonces me dije ¡qué le habrán dicho estos burros a la chica! y entonces ella me dijo que sí que quería.
O – ¿Le dijo que quería bocadillo?
V – Bueno, primero me preguntó que de qué era, pero cuando le dije que de atún con mayonesa Calvé y unas tiritas de pimiento morrón, ya me dijo que sí, que bueno, que quería probarlo. Es que me los hace mi madre muy ricos, además con pan del día, no de ayer, eh.
O – ¿Y le gustó?
R – Hostia que si le gustó, a poco la deja sin almorzar.
O – Es porque era atún Albo, conservas de primera calidad.
V – Eeeeh… sí, sí. Me dijo que es que había cosas que no podía comer, como jamón o salchichón y cosas así de cerdo, y yo le dije que también estoy a dieta, es que he cogido algo de peso, claro, después de las navidades ya se sabe.
O – ¿Y qué más pasó?
V – Pues nada, ahí estuvimos hablando un rato, almorzando los cuatro.
P – Sí, nosotros también aprovechamos para echar el bocaca, como no estaba el jefe…
R – Sí, y también se comió un trozo de mi tortilla, pero del bocadillo de chorizo El Pamplonica de Pepe no, de eso ya no pudo comer, claro, se ve que por su religión. Porque resulta que es judía, no católica, no, judía.
O – Patatas compradas, naturalmente en Frutas Manuela. ¿Y de qué hablaron?
V – Pues nada, de esto y lo otro, de lo mal que está todo, de la inseguridad…
P – De los jóvenes, de los jóvenes habló mucho, que decía que ya no había pastorcicos a los que aparecerse, que la última vez que se quiso aparecer a unos, un pastor y una pastora que había en un prado con ovejas…
R – En Francia, dijo
P – Sí, en Francia, pues que no la oyeron porque estaban los dos oyendo el ipod.
V – Bueno, uno oyendo el ipod y otro jugando con una maquinica de esas. Que no se enteraron, que se les puso delante y les preguntó que a dónde iba la juventud y uno le dijo una discoteca y el otro le sacó el gepeese, que tenía el móvil con gepeese, pero que caso, caso… no le hicieron.
O – Un Tom-Tom sin duda, exacto y fiable.
P – No como nosotros, ya ve, que hasta la invitamos a almorzar.
R – La Coca~Cola le gusta mucho, bueno, y a quién no.
V – Sí, es verdad, le dimos una lata y aún nos pidió si le dábamos otra, porque ella no llevaba suelto, pero Pepe le sacó la botella…
P – La botella calimotxo, que yo para almorzar me compro una coca y luego le echo un chorro vino, que tengo una botella vacía para eso, y cada día pues me hago un calimotxo con la coca y el Don Simón para almorzar, que hace falta combustible para funcionar, eh.
ODon Simón, un vino para hacer amigos.
R – Pues bien que le dio al calimotxo la virgen, bien.
P – Luego cantaba jotas
O– ¿Jotas?
P – Sí señor, jotas, se ve que es muy aragonesa en eso, vamos, o que es lo que se canta mucho cuando se bebe un poquico. Aquí el Roberto cuando va alegre siempre canta alguna, navarrica, eso sí.
O – Bueno ¿Y el mensaje que tenía que dar?
V – Huy, pues no sé qué decirle, hablamos de tantas cosas. Sobre todo de los jóvenes.
O – ¿Preocupada por su conducta?
V – Ufffss… no sé… yo más bien creo que es que, la pobre, se queja de que no tuvo juventud, ya ve, claro, quedarse embarazada tan joven, porque fue madre a los catorce ¡yo eso no lo sabía! Y que san José, que era su tío, además. Ya ve qué cuadro. Pues no me extraña que la chica echara de menos, no sé, una diversión, o poder salir o algo, que era muy joven para estar tan encerrada y tan pendiente del chico, que se ve que era de la cáscara amarga su Jesús, siempre metiéndose en todos los saraos.
P – Y escapándose
V – Eso, que se escapaba cada dos por tres y luego venga de buscarlo por el templo y por todas partes, y claro, cómo le vas a dar una zurra si es dios.
R – Así que ahora ve a las chicas jóvenes por ahí con chicos, de botellón y vestidas tan guapas y tan modernas, no como ella, con esas sallas largas, y le da cosa.
O – ¿Y ese fue todo el mensaje?
V – Bueno, eso y que recemos, que seamos buenos. Habló muy bien, eh, con mucho sentido, que el mundo tenía que cambiar, que teníamos que pensar en el prójimo y amarlo, todo eso. Vamos, el Dalai Lama parecía, oiga. Yo le dije que mejor que esas cosas tan bonitas que dijo y con tanto fundamento que nosotros no las íbamos a saber comunicar ¡ya ve usté! ni que fuéramos locutores, o famosos.
R – ¡Es que, es un suponer, en vez de aparecerse en el taller, se le aparece a Arguiñano y ya ve usted qué repercusión podía haber tenido!
V – Mundial, mundial..
R – Si, porque si no viene usted a entrevistarnos, ya ve, ni la tele ni nada ha venido.
V – Y que mejor que usara los medios para esas cosas. Pero no la veía yo muy decidida a usar las nuevas tecnologías.
R – Se ve que la costumbre es aparecerse.
V – Yo le dije que el papa dice que hay que salir en internet predicando y eso, pero cuando oyó papa dio un respingo.
R – Yo por lo que dijo le entendí que el papa es como el conserje o así de los santos, vamos, que mucha fachada y mucho abrir la puerta, pero que los que deciden son los de arriba.
V – Al final quedamos en que si se nos volvía a aparecer la cogeríamos en vídeo para subirlo a youtube, que con mi móvil se hacen unos vídeos que flipas, y que entonces que sí, que llegaría a toda la juventud.
R – Yo le voy a decir a mi hija que haga una página de esas en feisbuc con lo de la virgen, bueno, eso si vuelve y le ponemos el vídeo. Ahora es que me he vuelto yo muy creyente, porque claro, así ya con un contacto…
V – Para mí que vuelve, eh, porque yo le dije que lo que le pasa es que es mujer. Que es mujer en un sitio de hombres y que no la dejan hacer nada más que ir por ahí apareciéndose, que lo que tiene que hacer es dar un puñetazo en la mesa y decir aquí estoy yo, y empezar a decidir por su cuenta, y no andar siempre pendiente de lo que digan los hombres. ¡Anda que no voy a saber yo lo que es trabajar con hombres! Y en esa empresa son todo tíos, como en todas partes, y las mujeres a parir y a callar.
R – Ya empezamos…
V – Que venga, que venga y se aparezca y ya veréis. Como la coja yo, vamos, con esa boquita que tiene mi niña y esa carita de virgen, consigo yo que salga en todos los programas su mensaje. ¡Mucho mejor que todos esos telepredicadores, dónde va a parar! Y que es guapita, que eso también vende, eh. Lo que pasa es que está muy sola en su labor, eso decía, que está muy sola en su labor. Pobreta.
O – ¿Y cómo acabó todo?
R – Na, se fue.
P – Sí, fue muy amable y se despidió de todos y se fue
V – Nos bendijo, eh.
R – Muy maja.
P – Hizo ¡plop! y desapareció
V – Tenía que salir en la tele.

Y eso es todo. Una primicia mundial, el relato apasionante de una aparición mariana en nuestro propio ámbito de actuación en exclusiva y gracias a Taller Mecánico JMF Peugeot, grandes ofertas en coches de ocasión Peugeot. Y recuerden volver a visitar este blog y sorpréndanse siempre con la gran calidad de nuestros artículos. En COMO PIENSO somos auténticos, somos originales, somos verídicos.
Tomás Galindo ©

Tal día como hoy

¡Qué arbolito ni qué arbolito, aquí lo que se monta el día de “la Purisma” es EL BELÉN.
Ya están todos los niños, a estas horas, sacando los camellos (ya, ya sé que son dromedarios, pero les llamamos camellos) de sus cajas de zapatos. Entre periódicos arrugados; los reyes magos, el san José, la virgen, el niño, el angelico que irá colgado de un hilo encima del pesebre; hay pastorcillos que se van acercando, uno lleva un zurrón, otro un corderillo al hombro, algunos van tocando chirimías y vihuelas, y un pastorcillo más chico aporrea una zambomba; la vieja que lava en el río, río que, por supuesto, es de papel de plata sujeto en sus bordes con auténticas piedras que los niños han ido recogiendo de la playa, del monte, del parque… Hay ovejas y corderos, todo un rebaño, y alguna cabra con sus cuernos retorcidos triscando sobre un monte de corcho, auténtica corteza de alcornoque rugosa; hay ocas y patitos nadando en el riachuelo. Por supuesto, el río tiene un puente de madera sobre el que camina altanera la chica con el cantarillo en la cabeza (es la única del belén que tiene escote y unas teticas muy curiosas). Otra moza lleva un canasto apoyado en la cadera repleto de algo que lo mismo pueden ser lechugas que culos de pollo. En los belenes de más prosapia los reyes magos llevan pajes que sujetan a los camellos por el ronzal, y las figuras de mayor importancia pasan de generación en generación, mientras que otras tienen vidas más efímeras, como las ovejas y los cochinitos, que son las que los padres dejan mover a los hijos y, claro, se acaban rompiendo. Nosotros teníamos ovejas con lana auténtica, y unos reyes que, montados en sus camellos, alzaban casi dos palmos. El belén tenía que estar puesto en el comedor, en la mesa grande, o sobre un gran tablero con un paño para disimular las patas y que no se vieran todas las cajas vacías que había debajo, y en una esquina, para que el corcho y las ramas de pino y de carrasca pudieran reposar directamente sobre la pared.
Hoy se ponía el belén, y no se quitaba hasta el día siete de enero. Durante ese lapso, en algunos belenes, si son espaciosos, los niños más conspicuos exigen de sus mayores que los reyes vayan poco a poco acercándose al pesebre, al nacimiento, como también se conoce a los belenes en algunas regiones; con esta maniobra de aproximación consiguen que el esperado día de reyes, que parece inalcanzable se haga cada vez más cercano.
En algunos sitios tienen sus propias figuritas populares, como la mujer haciendo migas, o hasta un cura con un paraguas ¡sí señor, un cura, pasa algo! Pero el que más popularidad ha cobrado últimamente es el “caganer”, que empezó siendo un pastorcito cagando, con el culo al aire y su mierdecica y todo, y que ahora, por mor de los adelantos que en todo han de meterse, ha acabado siendo un personaje popular, con su propia cara, y en cualquier belén puedes encontrarte cagando en una esquina al rey, el papa, el presidente y a cualquier personaje de actualidad.
Luego hay los belenes de exposición, conste que hay incluso concursos, y asociaciones belenistas; belenes donde se mueven las aspas de los molinos, se enciende el sol, la luna y las estrellas según la hora; belenes articulados, donde el herrero machaca una y otra vez el yunque, y el fuelle sopla y sopla; donde la rueca de la vieja no para de hilar. Hay belenes donde el río no es de papel de plata, sino de agua, auténtica agua que moja y que sale de un pequeño surtidor. Estos ya suelen ser belenes de escaparate de tienda de prosapia, de recibidor de ayuntamiento, de salón parroquial.
Detesto, eso sí, los belenes vivientes, donde pobres marías yertas de frío se sorben el moco, a pesar de llevar bajo sus sayas virginales la camiseta de algodón gorda, el forro polar, y dos pares de calcetines, menos mal que las faldas le tapan los pies, con las botas de descanso de esquí. Y todos esos sanjosés, melchores, gaspares, con barbas de crespo hilo de nailon ¡y no digamos si no han conseguido un negro para que haga de Baltasar! Porque no hay cosa más fea que un baltasar de pega tiznado de pintura negruzca.
Los belenes tienen su aquel, como cualquier cosa que se monte, un lego, un meccano, una arquitectura de maderitas, tiene su encanto, el de componer algo, el de construir algo, y más si es cosa que se hace en familia, poniendo uno una piedra, otro un copo de musgo tapando un hueco por el que se ve la tabla de la mesa, otro amontonando ramitas rotas de pino que asemejan un gran montón de leña. Lo malo que tienen los belenes es el sonido, ese ruido infernal de villancico, ya saben, esa canción que todo el mundo se cree que sabe cantar pero que en realidad tiene mil letras erráticas y diferentes en las que tropiezan las voces de toda la familia. ¿Alguien se sabe la letra de “Noche de Paz”? Ya viene la vieja con el aguinaldo, le parece mucho, le viene quitando ¡qué coño quiere decir eso! Pero mira cómo beben los peces en el río… ¡otro que tal! Hacia Belén va una burra rinrrín yo me remendaba yo me remendé yo puse un remiendo yo me lo quité… En el portal de Bele-én han venido los ratones y al bueno de san Jose-é le han roído los calzones ¡menos mal que hay alguno con sentido! Ande ande ande la marimorena…
Y al árbol de navidad que le den mucho por culo, oiga.