Sale el día con txirimiri, están los campos verdes y los cielos grises. Nos mojamos paseando por la playa de Laga y luego intentamos subir al cabo Ogoño, deteniéndonos a ver el paisaje, patos incluidos, para acabar bajando hasta Elantxobe.
Se va abriendo el día y vamos de Elantxobe a Deba y Lekeitio. Más llovizna y unas carreteras que serpentean por la costa arbolada con pequeños caseríos y pueblos turísticos, como Mutriku y Ondárroa, donde no paramos porque hay demasiada gente para nuestro gusto (totalmente autista).
Al final damos a parar en Zumaia, que no conocíamos, y que nos sorprende y agrada mucho. Tiene este pueblo a un lado puerto y una larga ría acabada en un espolón. Comemos pescado a la brasa justo debajo del faro y luego cruzamos al otro lado de la ría para ir a la playa. Se acaba de abrir el día y hace un sol que pica, dormimos una siesta al sol y nos mojamos los pies, el agua aún está fría para darnos un baño. Luego, de vuelta a casita.
El día ha sido precioso y ha tenido lluvia, viento, sol, calor, y verde, mucho verde y azul.
Controlando
Ayer, al ir a comenzar la sesión de tarde, tras la comida, en el Congreso de los Diputados saltó la sorpresa al encontrarse sus señorías, a la entrada del hemiciclo, con un puesto de control de alcoholemia de la Guardia Civil.
-A ver, señorías, por aquí, por favor, un momento – decía el cabo comandante del puesto – han de pasar ustedes un control de alcoholemia.
-¡Pero qué es esto, qué tontería, qué disparate! – decían algunos diputados, conforme los guardias los iban poniendo en fila -.
-Señorías, por favor, guarden orden, enseguida acabamos – decía una guardia muy amable –
-¡Esto sólo puede ser una maniobra de la oposición para crisparnos! – decían los del gobierno -.
-¡Esto es un abuso de autoridad por parte del gobierno! – decían los de la oposición–.
-¡Precisamente hoy que han venido mis parientes de Cariñena…! – decía Labordeta -.
Uno de los guardias tuvo que explicarles que se limitaban a cumplir órdenes de Tráfico y del Consejo Superior de Deportes, que habían coordinado una serie de operaciones para controlar tanto la ingesta de alcohol, como las sustancias dopantes o estupefacientes que pudieran haber consumido los miembros del gobierno y los diputados y senadores. Y que lo próximo iba a ser hacerles análisis de orina y sangre por sorteo tras cada votación, y como den positivo se les retirará el voto y se les suspenderá ¡No nos vamos a poner severos con los ciclistas y en cambio dejar que nuestros gobernantes vayan colocaos!
-Disculpe, señor diputado, da su señoría dos rayas más de lo permitido, tendrá que retirarse o esperar aquí a que se le pase el efecto de alcohol, no puede entrar así al Congreso.
El diputado, abochornado, se esfumó por los pasillos.
-Claro, si es que van como van y luego votan lo que votan, qué vergüenza – apostillaron unas señoras de la tercera edad que habían ido con el Inserso de visita a las cortes, al ver aquello – ¡No poder conducir un coche y querer dirigir una nación, qué vergüenza!
Político
Político que con tu verbo nos aturdes,
prometes solución a tantas cosas
y en forma tan harto milagrosas
que te debes creer Virgen de Lourdes.
Ya teneis a la audiencia amodorrada
con tanto castigar nuestras orejas,
que oiros es oír rezos de viejas,
porque decir… decir, no decís nada.
Su sonrisa se prueba ante el espejo,
halla la que le va pintiparada,
desarruga un poco el entrecejo,
se la pega con cola en poco rato,
y cuando al cabo la tiene bien sujeta
aparece el señor con una jeta
de no haber en su vida roto un plato.
Y es que la publicidad,
esa ciencia del engaño,
consigue cualquier apaño,
dulcifica la maldad
y hace sabio al ignorante.
Así coloca a buen precio
desde un político necio
a cualquier desodorante.
Su imagen venden con tanta
desfachatez como tino,
y consiguen de un pollino
un político que encanta
por su grácil oratoria,
su apostura y simpatía,
cuando mejor estaría
dando vueltas a una noria.
Tanto insisten que algo queda,
que es eso lo que pretenden,
pues, al fin y al cabo, venden
monas vestidas de seda.
Cuando en la tele los ves tan arreglados,
tan pulcros, tan seriotes y tan bellos,
y que además parecen todos ellos
de esos que no se peden ni en privado,
yo pienso para mí todo contrito
que, o bien es verdad que son sinceros,
o que en vez de mirar un noticiero
estoy viendo el anuncio de un bonito.
Qué diarreas me dan cuando les veo
esas sonrisas hipócritas que ostentan
los que la vara del poder detentan,
que rezuman soberbia y cachondeo.
Qué espectáculo triste el de esta tierra
plagada de mendigos y parados,
de ciudades frías, de montes quemados,
de jóvenes viejos, de ríos de mierda,
de pueblos sin agua, críos sin escuela,
cagadas de perro, pasotas, drogados,
calles sin un árbol, putas quinceañeras,
viejos sin sonrisa, barrios marginados,
niños delincuentes de mirada tierna.
Aun sabiendo lo cierto de los hechos,
siguiendo la costumbre, españolitos,
lejos de obrar os tocareis los pitos
quedando, tras cornudos, satisfechos.
Lo peor es que todo lo sabemos,
y a pesar de que no nos engañamos,
por el ojo sin niña nos pasamos
todo lo que hay que hacer, y que no hacemos
Tomás Galindo ®
Lo mío con Scarlett
Sé que estás buena, Escarlata,
más que la Venus de Milo,
una chica con estilo,
una mirada que mata.
Qué palmito, qué espetera,
qué canalillo que luces.
Cómo negar que seduces
siendo mujer de bandera.
Mas no te hagas ilusiones,
lo nuestro no puede ser
son sabios los corazones.
Y ya puestos a escoger,
por un millón de razones
yo prefiero a mi mujer
Cámera Café
Quienes hemos pasado mucho, pero mucho tiempo en una oficina con máquina de café, sabemos hasta qué punto, si no las historias, sí al menos los personajes, son estereotipo de los que suelen realmente frecuentarlas. Mirando y mirando me dio por preguntarme con quién puede uno identificarse. ¿Y tú?