Manifiesto intolerante


Ya sé que tengo mala leche ¡no voy a saberlo, la vengo cultivando hace años! aunque sólo cuando tengo motivos, no soy un cascarrabias por deporte. Lo que sucede es que tengo muchos, pero por lo visto, ser de trato áspero es algo muy mal considerado. Hace unos dí­as me insistí­a un individuo en que debí­a ser tolerante. Y me lo decí­a con respecto a un personaje que se dedicaba a fastidiar al prójimo con comentarios insultantes y malintencionados, y decí­a que no hací­a otra cosa sino manifestar su opinión, y que todas las opiniones son respetables. Pues yo lo niego. No todas las opiniones son respetables, las hay que son una mierda de opinión, y si jugamos al respeto, yo puedo opinar que esas opiniones son una mierda, y espero que respeten mi opinión, y mi derecho a darla. (Seguro que se ha entendido porque lo he dicho la mar de bien) Vale, hay que respetar vidas y haciendas y no andar por ahí­ agarrándose de los pelos, pero de eso a dejar que uno venga despotricando y quedarse calladito porque ese uno puede exponer su opinión, pues no, hay un abismo. Que diga lo que quiera, pero yo también, no me voy a quedar callado porque respeto sus ideas, no las respeto. Es más, estoy hasta los cojones de que me digan que todas las ideas son igualmente respetables ¡y una mierrrrrda! Hay gente que aún no sabe qué parte del cuerpo es la que se debe usar para discurrir.
-Oiga ¿pero es que yo no puedo pensar como quiera?
-Sí­, claro, faltarí­a más, piense usted lo que quiera. Pero piensa usted con el culo, oiga.
-¡Exijo un respeto!
-Pues mire usté, el respeto no se exige, se lo gana uno. Hale, aire.
Entra el otro dí­a uno y suelta la siguiente parida: «La HEMBRA es un accidente biológico: el gene X (femenino) no es otra cosa que un gene Y (masculino) incompleto, es decir, posee una serie incompleta de cromosomas. Para decirlo con otras palabras, la mujer es un macho inacabado, un aborto ambulante, un aborto en fase gene. Ser mujer es ser deficiente; un deficiente con la sensibilidad limitada. La feminidad es una deficiencia orgánica, una enfermedad; las hembras son lisiadas emocionales». Pues ante mi estupor, la gente pedí­a respeto para este señor, por aquello de que puede expresar sus pensamientos con entera libertad. Oquey. ¿Y yo no? Pues ese individuo es un jení­zaro y una mala bestia, oiga. Parece haber diferencia entre el que expone una parida en plan filosófico, con los más peregrinos resortes mentales, y el que de golpe y porrazo dice que eso es una EME. Tal que si das una conferencia a base de paridas eres un filósofo peculiar, y si te cagas en su madre en plan familiar y tomando el vermú es que no tienes respeto por las ideas ajenas.
Oiga, pues yo, lo que se dice respeto por las ideas ajenas, qué quiere que le diga, lo siento por algunas y por otras como que no, como que les den mucho por culo. Esto me convierte en un intolerante. ¡Vaya por dios! No, hombre, no, intolerante es el que le atiza a otro con un palo en la cresta y responde a los conceptos con pedradas, el que se limita a exponer que tal o cual doctrina le toca mucho los huevos hace un ejercicio de libertad expresiva tan válido como el de su oponente.
Pero pas y amol, eh, pas y amol.

Tratamiento gráfico de los sueños con Photoshop


Cosa rara rarí­sima hoy he soñado. No es que crea que no sueño a diario, ya sé que todos soñamos cuando dormimos, pero unos recuerdan luego los sueños y otros no, yo soy de los últimos. Realmente, no recuerdo qué he soñado, pero sí­ se me ha quedado algo, un episodio de la ensoñación, quizá porque incluso dormido me ha chocado, o me ha hecho gracia. Yo estaba en uno de esos sueños de marcianos, o de romanos, o de vaqueros o vaya usted a saber; un sueño, tonto y desbaratado como todos los sueños, pero hete aquí­ que tení­a, yo, una casa demasiado pequeña y fea para mí­, o para mi estatus o para mi gusto. ¡Ah, fácil, eso de la casa pequeña y fea se arregla fácilmente! ¡Con el Photoshop! Que mi casa no me gusta, pues nada, cojo el fotosop y zas, herramienta Imagen, tamaño, sesgar, zas, ya está grande la casa. Y ahora, con el dedo, la herramienta de clonar, hallar bordes, difuminar… unas ventanas aquí­, ese balcón más grande… hecho. ¡Vaya diferencia de casa! Lo que hace el fotosop. Y a seguir con mi tonto sueño, pero esta vez con una casa como dios manda. Qué serí­a de mí­ sin el fotosop. Siguiendo con lo tonto del sueño… igual tendrí­a que haberme puesto a inflar la casa como un globo, o a pintarla con pinturas de la pajarita… mucho más cutre. Ah, fotosop, fotosop, que hasta en lo oní­rico te haces imprescindible…
Ya sabéis, si tenéis problemas en el tratamiento gráfico de vuestros sueños, que soñáis en blanco y negro… que tenéis sueños neblinosos… que os asaltan sueños llenos de caras feas… ¡recurrid al fotosop oní­rico y mejorarán… visiblemente!

El concepto de decencia.


Ando dándole vueltas a una curiosa idea que me contó un amigo, oí­da en la radio. Vení­a a cuento del por qué los curas siempre han sido tan refractarios a las cuestiones sexuales, y esta civilización occidental nuestra se ha desarrollado pacata y puritana, pese a que a escondidas haya habido de todo. Otras religiones no sólo no han estigmatizado lo relativo al sexo, sino que, sabiamente, se han servido de él, de ello, de algo tan gustosito (qué bien) como parte integrante, e incluso esencial. Mientras aquí­, o en los paí­ses árabes, se persigue el adulterio y el despendole, en la cultura oriental reparten el Kama-Sutra como los evangelios. Donde unos esculpen gárgolas, otros parejitas haciendo el sesenta y nueve. El concepto de decencia es pues, algo cogido con pinzas, que varí­a de una civilización a otra. En otras civilizaciones los ricos ocultan su riqueza para que los dioses no les castiguen, y para no suscitar el encono de los pobres. Aquí­ mientras se hace ostentación del lujo y se contrasta con la miseria que lo rodea. Los japoneses se bañan todos juntitos en familia. Los esquimales, dicen, prestan su mujer al huésped. Los moros se creen con derecho a tocar el culo a las mujeres vestidas a la occidental. En medio mundo las mujeres llevan las tetas al aire, y en el otro medio les pueden multar por ello. A nosotros nos ha tocado un concepto de decencia muy aburrido.
Digo yo que la culpa es del traductor de dios, que cuando le dio las tablas a Moisés no se enteró, y tradujo mal el sexto mandamiento, que dice «No comerás actos impuros» y él, tontamente, puso «No cometerás…» Pero claro, entonces ¿a qué actos impuros se refiere? ¿Qué es un acto impuro? «Co-meter» será como meter a medias, o sea: follar. Se ve que Moisés era un poquito raro y dijo: ¡El sexo! Y zas, nos jodió.
En realidad dios querí­a regular el acto de comer y no el sexual. ¿Cómo serí­a ahora esta sociedad si lo feo, lo pecaminoso, fuera el comer y no el sexo? Si el sexo fuera lo que es para nosotros la cocina, y viceversa. Hagamos alguna suposición:
…(sigue) Continuar leyendo «El concepto de decencia.»

in illo tempore


in illo tempore
hallábase jesús rodeado de sus discí­pulos
cuando se le acercó un centurión
y arrodillándose
imploró por la vida de su criado que le era muy amado
y jesús obró el milagro

  • a pesar
  • a causa
  • indiferentemente
  • de la relación que les uniera

    (táchese lo que no proceda)

    Para Swan

    te arroja la marea del amor


    te arroja la marea del amor
    desnuda y descubierta del embozo
    a la dormida playa de tu gozo
    el sexo convertido en una flor
    qué desmayo gentil qué flor tan sola
    que me convoca a ti tal rosa herida
    a besarte y besarte sin medida
    esa bahí­a donde yo soy ola
    que soy el transeunte de tu pecho
    quien te adora te mima te arremete
    quien se somete a ti quien te somete
    quien ronda de tu pubis al acecho
    y quien te deja amor como un juguete
    descoyuntada y rota sobre el lecho
    Tomás Galindo ®