Santo Tomás 2007 (y el talo)

Gran reportaje fotero Tomasino

Otro año que ha habido que ir a la feria de Santo Tomás en El Arenal bilbaino. Feria tradicional en esta fecha en la que los aldeanos bajaban de sus caserí­os a las ciudades para vender sus productos, y auxiliarse con dineritos cantantes y sonantes con que pagar las deudas por alquileres y otros conceptos, que solí­a hacerse el dí­a de navidad.
Este año ha estado más bonito y mejor, ha venido más gente a vender y estaba más amplio y mejor repartido todo el recinto, o los recintos, porque en la plaza Nueva también habí­a tenderetes, txoznas que dicen aquí­.
Mucha gente gusta de vestir al modo antiguo de los aldeanos, y sobre todo, las madres disfrutan vistiendo así­ a sus retoños, que suelen salir este dí­a a cantar villancicos de esta guisa.
Y todo esto me sirve de excusa para zamparme un talo con chorizo, el talo es una torta de harina de maí­z asada en una plancha o sartén, y el chorizo, eso, lo tí­pico. Está bueno y no han subido los precios desde el año pasado, 5€, todo sea por seguir la tradición.
El reportaje fotográfico, ni que decir tiene, es de los que hay que mirarse para entenderlo. Este, según el refrán, vale por más de sesentamil palabras.
Por cierto que mi mujer lo tiene en ví­deo con hasta los nenes cantando villancicos, muy lindo todo.

El buque Cuauhtémoc

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Es el buque Cuauhtémoc el buque escuela de México, y además actúa como embajador itinerante de su paí­s. Atracó unos dí­as en la rí­a de Bilbao y fuimos muchos los que aprovechamos para subir a bordo y conocer uno de los grandes veleros que aún surcan los mares. Impresiona la cantidad de aparejos de que dispone, todo el cordaje y los diversos útiles, y el orden y la pulcritud reinante. Lástima no haber podido verlo con las velas desplegadas en mar abierto. El palo mayor es tan alto que cuando salió de la rí­a rompió los farolillos que llevaba arriba del todo contra el puente colgante de Portugalete ¡ozú!
Me dieron ganas de enrolarme unos meses y marcharme de crucero por el proceloso, quizá es que he leí­do demasiadas novelas..

Visita a La Aljaferí­a

Fin de semana de viajes, familia, risas y paseo. Turista en mi tierra, mi mujer (qué vergüenza) me lleva a visitar el no sé si castillo o palacio de La Aljaferí­a, donde el moro Muza se solazaba entre jardines y atrios umbrí­os (tení­a hasta ascensor allí­ el gachó, en serio). Ahora es sede del gobierno de Aragón, tras haber sido, años ha, del de Fernando el Católico y Sra., la que montaba tanto. Mi papi contaba que hizo allí­ el servicio militar, y que, entonces, era una pena ver aquellas salas palaciegas, aquellos jardines arruinados, aquellos artí­sticos aposentos servir de cuadra de mulas y depósitos de municiones; y las humeantes cocinas prigar los artesonados del techo de grasaza y hollí­n. Los zaragozanos tení­amos perdido este rincón, perdido y desconocido, hasta su restauración y aprovechamiento para asombro de lugareños, que no acabábamos de creer que pudiéramos tener semejante maravilla escondida bajo un montón de cascotes y porquerí­a. Los artesonados del techo son prodigiosos.
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