Temprano

temprano te iré a buscar
vereda de las acacias
el aire oliendo a jazmines
las golondrinas tan altas
un rumor de agua que corre
irá refrescando el alba
ligero andaré el camino
que me lleva hasta tu casa
te encontraré en el jardí­n
tendiendo la ropa blanca
con los brazos levantados
y recogida la falda
irás desplegando al aire
lo í­ntimo de la sábana
que te envolvió por la noche
con tu marido en la cama
te daré los buenos dí­as
con una sonrisa ancha
igual que si no estuviera
recibiendo puñaladas
y seguiré mi camino
cantando como si nada
y tú tenderás la ropa
entre geranios y parras
clavelinas y verbenas
limoneros y albahacas

Tomás Galindo ©

Varado


cuando el airoso bajel se desarbola
roto por las olas y los vientos
el capitán que por razón de su oficio es esteta
pues todos los marinos se creen de acuarela
decide hundirse con su barco para contribuir
a hacer el naufragio más hermoso
Tomás Galindo ®

Jueves juevete

A Felipe de Borbón,
el futuro rey de España,
El Jueves le mete caña
con un chiste facilón.
Pero lo echan en la tele
y se entera el juez Del Olmo
y exclama: -¡Esto es el colmo,
a la trena los papeles!
El Jueves lo leen cuatro
pero con este teatro
no hay quien se lo haya perdido,
eso es tener mala pata,
al señor juez le ha salido
el tiro por la culata.
Seguro que en La Zarzuela
don Felipe y su Letizia
no querí­an ser noticia
de esas de la vieja escuela:
-Si pasa algo así­ otra vez…
que no nos ayude el juez.
Tomás Galindo ©

Culo

Son estas nalgas tuyas tan seráficas
como vibrantes hélitros carnosas,
alas de delicadas mariposas
que van revoloteando melí­ficas.
Menos mal que la carne ganó al arte
y fundiose en tal culo tu belleza,
tan muelle asiento y de tan buena pieza,
que se pudiera verte y alabarte.
Guárdeme dios de aquel culo de estatua
que sea de marfil o alabastrino,
y yo me guardaré el tuyo anforino,
que es bien real y no de imagen fatua.
Que yo me pierdo por tu culo humano,
músculo exacto y bello cual ninguno
(que un bien esté cercano es oportuno
y a poder ser que caiga bien a mano)
Otro dí­a te digo lo que siento;
a qué involucra mi espí­ritu elevado;
cómo se ha sutilmente extasiado
la poesí­a de mi pensamiento;
mas, por ahora, te celebro entera
en cuerpo y alma toda tú incluida,
y en tu cuerpo un culo que es para mi vida
prenda amorosa que me desespera.
Tomás Galindo ©