Monarquí­a, venga monarquí­a.


Pues yo estoy plenamente a favor de la monarquí­a y los monarcas. La realeza, las realezas, las majestades, altezas serení­simas, condes, duques, barones, austrias, borbones, fitzjames, albas, grimaldis y lo que me echen. Son utilí­simos. ¿Y por qué? Por su propio ejercicio de cocineros de sus habas. Si no viéramos a las mocicas esas de Mónaco hechas unas putarrancas (y el hermano perdiendo aceite) ¿qué opinarí­amos de la nobleza? Sin duda que es una institución meritoria que hemos perdido. La existencia de unos reyes es el mejor método, el único quizá, de que no haya un partido monárquico, de que no haya en el pueblo instintos o apetencias hacia lo aristocrático. Hoy vemos duques drogatas corromper menores y acabar esnifando la cal de las paredes de la cárcel, sic transit gloria mundi. Y eso es bueno. Hoy le oí­mos el gangueo al borbón y a su vástago, aunque el vástago seguro que ha ido a un logopeda. Y le hacemos chistes. Hoy todo el mundo comenta si estuvo liado con fulana o mengana y que no se habla con su señora ¡como en las mejores familias! La hija mayor se casa con uno que le da al paralí­s, lo mismito que le pasó al zapatero de mi calle. La de en medio con un chico vasco muy majo él, de buena familia y no hacen más que procrear, mira tú qué sencillitos. Y ahora el chico con la del telediario. Este no necesitará hacer escapaditas de noche con la amoto, tiene buena hembra, y además el niño ha vivido, ya es talludito, y ha triscado aquí­ y allá. Esta chica es culta, habla inglés y tiene buenas tetas, qué más puede pedir. ¿Que está delgadita? Bueno, ya dice una jota de mi pueblo: «Cuando te busques mujer / que sea limpia y delgada / que el tiempo se encargará / de volverla gorda y guarra». Cualquier dí­a le hace una tripa y se pondrá muy hermosa ella. ¿He dicho ya lo de las buenas tetas? Ah, sí­. Sigo. Cuando lo de Franco todo el mundo iba y vení­a a vueltas con el rey, el de entonces, que ni era rey ni nada, y que viví­a en Estoril. Que si iba a hacer esto o aquello, que si los monárquicos iban a conseguir tal o cual, que si las presiones de la iglesia… ahora que están en el trono todo eso se ha quedado en na, les vemos estozolarse esquiando o caerse de morros en el yate y nos damos cuenta de que son unos piltrafillas, como cada quisque. Y eso sin tener que ir a ejemplos más evidentes y penosos, como los paripés que tienen en la grande Bretaña dí­a sí­ dí­a también la reinona, el orejas, la de la cara caballo, el mayordomo maricón, los hijos drogadictos… nunca nadie ha hecho tanto contra la institución monárquica como los monarcas. Dios nos los guarde muchos años.
Qué tiempos aquellos en que uno miraba a los ojos a Abderramán III y te cagabas pata abajo. Aquello sí­ era inteligencia y nobleza. Entonces sí­ se comprendí­a la majestad. Estos son unos mandrias, y en cuanto a que si nos cuestan perras, bah… el chocolate del loro, nos cuestan más un par de aviones de esos que matan mucho, y no dan tanto juego.

4 respuestas a «Monarquí­a, venga monarquí­a.»

  1. Pues mira… Antes nos morí­amos por tener Rey y democracia y Constitución… y ahora, fí­jate: «el Rey no se toca», hay censura informativa de lo que no conviene que se sepa y de lo que conviene que no se sepa… y la Consti… los primeros que quieren reformarla son los primeros que no la cumplen, 😛

  2. Ea, que canten los coros
    y loen los poetastros:
    no sobran ni el rey de oros
    copas, espadas ni bastos.

  3. Algo muy malo hemos hecho los humanos para tener que parir con dolor, ganar el pan con el sudor de nuestra frente y aguantar borbones.

  4. y digo yo…
    porque pensaba…
    pero mejor no…
    por si a acaso Trhyss calla.

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