Ha venido el otoño,
nadie sabe cómo coño.
Inventando palabras
A veces el diccionario se nos queda corto, y eso es cuando se inventa algo a lo que hay que poner nombre. En realidad no es así, pero es casi así. Y es que desde que en España se pueden casar hombre con hombre y mujer con mujer se me plantea una cuestión, veamos:
nuera
(Del lat. nurus, con cruce de suegra en las vocales).
1. f. Respecto de una persona, mujer de su hijo.
yerno
(Del lat. gener, genĕri).
1. m. Respecto de una persona, marido de su hija.
¿Cómo se llamarán el marido del hijo y la mujer de la hija? ¡El diccionario no está preparado para los tiempos modernos, siempre va a remolque? ¿Tendremos yernas y nueros, o llamaremos yerno también al marido del hijo y nuera a la mujer de la hija? Ya no sé si nos falta una palabra, o si nos sobra. ¿No hay cuñados y cuñadas, primos y primas, hermanos y hermanas, por qué yernos y nueras? Qué ganas de liarlo. Que baje un académico y me lo explique.
De puente por la Côte Basque
Toda la hermandad familiar, salvo alguna progenie, nos dimos cita en un encantador hotelito de Biarritz, el Château du Clair de Lune, que no sólo tiene bonito el nombre, sino todo lo demás también, como se ve en las fotos. Un lugar de esos que sólo en Francia puedes encontrar.
Se daba la circunstancia de que era la primera vez que los cuatro hermanos vacacionábamos juntos, y aunque sólo hayan sido tres días nos lo hemos pasado muy bien. Las tres cuñadas hicieron piña para mantener a raya a los hombres y nos portamos bien y fuimos muy formalitos (como siempre, por otra parte).
Estuvimos dando paseos por Biarritz, y aprovechamos para ver su acuario; pasear por los bulevares y las calles céntricas, tan coloridas y animadas, y aprendimos a comer los pequeños mejillones a la manera francesa, usando uno de pinza para sacar otro (qué bien se come en Francia).
Otro día fuimos a la playa en Capbreton, donde había unas olas gigantescas a cuatro metros de la orilla. La playa conserva búnquers de cuando los alemanes, aunque alguno ya está de lado o boca abajo, y las olas chocan contra ellos de forma muy llamativa. Una playa en la que la marea sube o baja cien metros o más en dos horas y cambia por completo su perspectiva.
Cenamos en Bayonne al lado de la ría tras pasear por uno de sus parques, lamentablemente ya era muy tarde y no pudimos ver mucho más.
Y para despedirnos pasamos por Anglet, donde aprovechamos para acudir a su mercado dominical. Los franceses también en esto van un paso por delante de nosotros y tiene espléndidos puestos móviles, con toda clase de productos, incluso pescado muy bien refrigerado y mantenido. El queso muy rico, doy fe.
El animal que hay en mí
De puente por Asturias
Cómo nos gusta ir de puente, vacaciones, fin de semana o lo que podamos a Asturias, seguramente donde están los más bonitos paisajes de España, o al menos buena parte de ellos. El caso es que el pasado fin de semana allá que nos fuimos, a un hotelito que averiguamos casualmente cerca de Celorio, el Arredondo, que está perdido entre prados y montes, sin nada en derredor suyo, y con la playa a cinco minutos en coche. Tranqulidad, mar, y verde, mucho verde.