Recordando a los Hermanos Tonetti

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No sé por qué (misterios de la mente y sus extrañas ligazones con las imágenes televisivas), viendo en la tele un reportaje sobre la vida de los inmigrantes, y sus muchos padeceres y miserias, me vino a la mente una entrevista también televisiva a ese gran payaso que fue Pepe, el mayor de los Tonetti. En la entrevista le preguntaban por su hermano Manolo y, recordándolo con cariño, dijo de él que tení­a una faceta que desconocí­a el público, y era la de su visión seria y llena de humor de la sociedad. Una faceta que era sin duda clave de su éxito, ya que en su espectáculo era habitual que nombrara y sacara jugo cómico a las noticias locales de allí­ donde estaban con su circo, y que era lo que enganchaba al público mayor de edad. Pero los tiempos no estaban para crí­tica social (menos por parte de payasos) y se limitaban al chiste blanco. Pepe, en esta entrevista contó un chiste de su hermano, con real admiración, que es espejo y relato de un tiempo afortunadamente pasado, reflejo de hambres y miserias y poquedades, y que es lo que ahora hizo que alguna de mis neuronas, viendo el reportaje de los inmigrantes, enganchara con aquella otra que atesoraba el recuerdo de estos hermanos. Me imagino a Manolo Tonetti con su cara blanca y su inmensa ceja colorada, con aquella gracia, contándolo:
Dice que habí­a un peón que trabajaba picando piedra y cargando tochos y lo que le mandaran, que pasaba el dí­a en el tajo sudando, porque tení­a una familia que mantener viviendo en un chabolo. Y cada dí­a la mujer le mandaba a uno de los chiquillos con la tartera para que comiera en la obra. Fue un buen dí­a uno de sus chiquillos, pues, con una bolsita de esas de red y la tartera bien tapada dentro, a llevársela a su padre. Y andaba el crí­o, como corresponde a alguien de su edad, brincando por los montones de cascotes y resbalando por los de arena y cal, y haciendo el indio, arreándole unos tremendos meneos a la tartera. En estas que le ve el capataz en ese plan y le espeta:

-¡Niñoooo, ten cuidao, que te se va a derramar la salsa!
Y el niño, repentinamente serio, le contesta.
-Poooo… como no se le sarten la lágrima ar arenque…

3 respuestas a «Recordando a los Hermanos Tonetti»

  1. ¿Dónde se han escondido esos autores ingeniosos que nada tienen que ver con la zafiedad y apologí­a del insulto que medio paí­s parece adorar (tipo matrimoniadas telecinqueras, puajjjs)?.

  2. Alegres payasos,Hermanos Tonetti.

    ¿Qué tristes pensamientos Carablanca

    se esconden tras tu faz siempre gozosa?

    ¿Eterno carialegre es tan llorosa

    el alma y la condena que te estanca?

    Y tú que entre los niños – risa airosa –

    ayer con tus arenques hilarantes

    -l a pista del gran Atlas – trashumantes,

    lozanas sardinas, pesca jocosa.

    La lona es todo un cosmos de tirantes

    y ví­as que convergen en el cielo,

    los ojos asombrados de un chicuelo,

    infinitas figuras inflamantes.

    Era un tiempo más turbio y con más hielo

    de silencios y sálvese quien pueda,

    de oración por decreto y almoneda,

    de secretos de armario y terciopelo.

    De adoquines y mayo en la alameda.

    De raciones y flechas remangadas.

    De seiscientos y voces silenciadas.

    Era un tiempo y ahora ¿qué nos queda?

    Dos payasos que a inmensas carcajadas

    contra el hambre y el miedo, el infortunio,

    como un rayo de luz del mes de junio

    proscribí­an la angustia a bofetadas.

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