Romance del niño dulce



beatí­fica mirada
el niño dulce tení­a
tiernas mejillas rosadas
con el candor de las lilas
rondaban tristes las horas
la soledad de su esquina
su madre barre la acera
y riega las clavelinas
comadrean a su vera
indiferentes vecinas
y agradece un caramelo
con una expresión bovina
es que está pero no existe
en su solana tranquila
y completamente sordos
los geranios ni le miran
y siempre anclado en su calle
en su acera y en su silla
es que está como varado
en la arena de la vida
como si fuera ilegal
tener en la cara lilas
que no encuentra hueco aquí­
su pureza clandestina
encendieron las farolas
luciérnagas bailarinas
los perros bajan el rabo
y se ladran con sordina
largos aullidos de noche
roncos gruñidos de dí­a
ya se ha puesto luto el sol
ya da la sombra en la esquina
ya se ha enturbiado la cal
los geranios y las lilas
el niño dulce se fue
su sillita está vací­a
en el corro de las viejas
mastican avemarí­as
bailan dentro de sus bocas
las dentaduras postizas
los angelitos al cielo
y suspiran y suspiran
y huelen llanto de madre
los perros por las esquinas

hijo de mi vientre amargo
de mis lágrimas salinas
hijo que todas las noches
agrios insomnios me hilas
de aquí­ a la luna he andado
de la luna aquí­ he venido
caminando caminando
por esos sueños perdidos
hijo que todas las madres
han soñado que han tenido
para despertarse luego
con un sollozo de alivio
yo te parí­ te parí­
imperfecto pero mí­o
con esos ojos tan grandes
que piden amor a rí­os
la boquita de juguete
que busca mi pezón tibio
y esas manitas glotonas
que hacen de mi pecho un nido
con zureos de palomo
que alborota sorprendido
dulce prueba de mi vida
dulce dolor de mi sino
no necesito razones
para querer a mi hijo

madre si me vieras madre
volar tras las golondrinas
correr por el arco iris
vestirme con tu sonrisa
madre si me vieras madre
en las fuentes de la brisa
jugar a la rueda rueda
con ángeles de alas finas
madre si me vieras madre
cuando me escapo a mi esquina
a mirar por tu ventana
y ver cómo te arrodillas
pero madre no me ves
tirando de tu camisa
pero madre no me notas
cuando te hago mil caricias
cuando te beso la frente
cuando me bebo tus lágrimas
y en tu pelo largo liso
voy a prender margaritas
madre si me vieras madre
cuando tú ya estás dormida
irme despacio despacio
alejarme de puntillas
y decirte hasta mañana
madre si vieras los dí­as
que pasaremos los dos
cuando vengas aquí­ arriba
qué travesuras haremos
resbalar por las cornisas
correr a la pata coja
por el cable del tranví­a
y marcharnos de la mano
a por rosas amarillas
Tomás Galindo ©

6 respuestas a «Romance del niño dulce»

  1. Ay, qué triste y qué lindo hablan. ¿De quiénes son las voces femeninas? Nunca entendí­ por qué (y conste que lo he investigado) si acá al idioma lo trajeron los españoles no nos quedó ni la zeta ni el tú. ¿Cuándo carajo habremos empezado a hablar de vos?

  2. ayyy demasiado triste para un martes…estoy moqueando, ESO NO SE HACE, que quede en actas señor juez….

  3. ¿Sabés qué Ashiku?
    Si los de este lado del charco pronunciáramos las «zetas», conjugáramos con el «tú», si dijéramos ese mortal «a tu aire», usáramos «cojones», «joder» y tantas otras… nos perderí­amos este morirnos de amor al escucharlos 😛

  4. Mira que hace años que la leí­ por vez primera… y me sigue encantando.

  5. DE VERDAD, éste es bellí­simo……..y ahora con mi nuevo ordenador (que todaví­a no sé manejar bien) me encanta oí­r las voces…..y este castellano que tanto amo….uffffff…….seguro que fui española en otra vida……gracias por este liricismo tan hermoso.

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