Me he dado cuenta de que hace tiempo comencé a hacer una colección de exlibris, un detalle muy bonito en un libro, y que ahora desde «Libros Morrocotudos» quieren volver a poner de moda, así que yo me sumo.
Ultimatado
Me acaban de ultimatar. Estaba yo tan tranquilito ante mi pecé y resulta que a mi Manuela va y le da por despejar el sofá de todo lo que tenía encima. Allá van los chubasqueros, la camiseta esa que tenía desaparecida, cosas y más cosas… y de repente me veo con una torreta de libros en el regazo, y con que me suelta con su más delicada voz de cabo furriel: «Y no quiero ver un libro más en esta casa hasta que no pongas unas estanterías» Salieron detrás de ella como unos ángeles justicieros espada flamígera en mano y largas trompetas, pero no les dio tiempo a soplar, la brevedad y concisión del discurso fue como el chissss pun de un cohete. Glups. Yo de bricoler que dicen los franchutes… si tengo problemas para cambiar una bombilla, y suelo escachuflarme las yemas en cuanto agarro un martillo. ¿Y qué tiene de malo que haya un montoncito de libros aquí y allá? Si adornan la mar. Pero ya se me ha ocurrido una ida brillante. Sé que la mayor parte de la gente no lee. Nunca. Punto. Qué es eso de leer, amos, anda. Pero sí que tienen libros en sus librerías, de adorno, entre figuritas de Lladró y fotos de la parentela. Es más, algunos cuando compran la librería ya encargan medio metro, o noventa centímetros, o lo que sea menester, de libros bien encuadernados, que viste mucho. Pues bien, yo voy a alquilar a los vecinos estos espacios. Será el parking-biblioteca. Ellos me guardan mis libros y de paso pueden presumir ante las visitas de que son gente leída. Eh, qué tal. Lo he hablado con la vecina y ya me ha dicho que sí, que faltaría más, y que si tengo un libro que se llama «la cama sutra» que se lo han recomendado sus amigas porque si se pone en una librería va bien la vida conyugal. Que si es algo de budú, dice.
Guía del lector
Lo primero que se necesita para hacerse lector es tener un libro. Yo tengo uno, pero tú quizá no tengas, en ese caso lo que te recomiendo es que pidas uno prestado. La gente que compra libros no suele ser muy lista, así que seguro que encuentras algún pardillo que te preste, jajaja, uno. Hay quien se ha hecho bibliotecas muy respetables (y variopintas) con este método. También los hay que van a la librería del corti con un libro gordo gordo y muy sobado, pero que por dentro está vacío, y meten dentro los libros que van pillando, pero este método es más propio de escritores que de lectores. Aquéllos siempre han tenido menos escrúpulos. Pídelo de risa, de polis, o de alguien que hable mal de alguien. Esos son los que se leen con mayor facilidad, y vienen bien para empezar. Entre los útiles más …eso, para la lectura se encuentra el punto o guardahojas, que es una tarjetita que te regala alguien muy cursi, con versos y florecillas, y que sirve para saber que vas por ahí cuando te quedas sopa leyendo (tomad nota de esto también como regalo socorrido, fino y barato). El cojín también es muy recomendable y de múltiples usos, ora para asiento de cabeza, o de lo otro, o para recostarse y apoyar el libro. Los libros gordos se llaman mamotretos, de estos no leáis, que pesan mucho y sólo dicen cosas antiguas. Continuar leyendo «Guía del lector»