Competencia desleal (drama doméstico)

 

Él Mira, cariño, hemos recibido un mensaje de spam en el correo con un catálogo de un sexop ¿necesitamos algo?

Ella – Huy, así­ de repente no se me ocurre ¿trae algo interesante, cielo?

Él Un momento que miro, dulzura. A ver, a ver… Hay mordazas, fustas, anillos peneanos, bolas chinas, estimuladores del punto G, conjuntos de dos penes para doble inserción, y este que describen como gran novedad: de luxe, king-size.

Ella- Oh, cielo, ¿no es excesivo su tamaño?

Él Pero piensa, mi bien, que está dotado de luz interna, al objeto de divertir y alegrar los momentos de intimidad en la oscuridad. Así­ que si al llegar a casa, de noche, no aciertas a introducir el llaví­n en la cerradura sólo has de sacar el vibrador del bolso e iluminar el zaguán con él.

Ella- Eso, pastelito mí­o, en el supuesto caso de que me cupiera en el bolso. Aunque sin duda este juguete harí­a de mí­ una mujer más llena, dudo mucho que pudiera transportarlo sin que asomara vergonzantemente un extremo de él, lo que sin duda provocarí­a más de un comentario malintencionado.

Él ¡Maldita sea!

Ella- ¡Amor mí­o, qué te produce tal enojo?

Él Que he leí­do las especificaciones de este adminí­culo y no estoy a su altura, mi bien. Me examino a mí­ mismo, deseoso de provocar en ti los más sublimes gozos, y no doy la talla que te proporciona en cambio la moderna ingenierí­a.

Ella- ¡Oh, esposo mí­o amantí­simo, cómo puede ser eso!

Él Porque, oh dolor, prenda adorada, por más que lo intento no vibro y roto. Incluso pruebo con la mano ¿ves? y o vibro, o roto, pero no ambos movimientos de vez. Y eso con la mano. Probé con el pie y me dio calambre. Sin duda alguna no puedo competir con las prestaciones que te brinda este revolucionario aparato.

Ella- Querido mí­o, no te dejes cegar por el brillo aparente pero intrascendente de lo ultimí­simo. Tú siempre serás para mí­ el hombro en que apoyarme.

Él Hermosa mí­a, no sabes cómo me reconfortan tus amables palabras.

Ella- Y celebro mucho, cónyuge adorado, que, preocupado como estás por colmar mis modestos y esporádicos deseos, hayas pensado en mi satisfacción al ver este lujoso vibrador SAUSAGE SAUCE, con Vibración, Rotación y Excitador de Clí­toris. La tecnologí­a más revolucionaria, se une esta vez al material más avanzado de todos los tiempos. Se trata del Sausage Sauce, el primer vibrador Loveclone, que monta un motor multi rí­tmico Technobeat. Gracias a sus dos potentes motores independientes, este pene es capaz de rotar hacia ambos lados, además podrás graduar el ritmo de la intensidad en el momento que desees. Su excitador de clí­toris, en forma de una cabeza de un salvaje tiburón, te demostrará la potencia que puede llegar a desarrollar y podrás controlar las diferentes posiciones de intensidad para que lo domes a tu gusto. Utiliza 4 pilas LR 6 (no incluidas).

Él Y dime, amada mí­a.

Ella- Qué, mi amor.

Él ¿Y monta claras?

El nefando crimen de las mandarinas.

Expdte. G-2332/2003 Indagaciones preliminares. Homicidio en la persona de Paví­a Huéscar, Ginés. Autora Céspedes Cantano, Dulcidia, esposa de la ví­ctima.

Informe de los Agentes de la Policí­a Municipal C691 y H654 de patrulla en el coche Z-32.

Personados los agentes C691 y H654 en el domicilio conyugal de los citados, tras haber recibido llamada telefónica del vecino de planta de los mismos Ávarez Matute, Cosme, alertado por unas voces primero de pelea y luego de duelo en el piso frontero al suyo. Este vecino nos informa de que aproximadamente a las once de la noche, encontrándose dormido, es despertado por ruido de gritos procedentes de la casa de los vecinos, entre estos gritos dice destaca la voz de Dulcidia C.C. quien profiere amenazas a su marido de diversa hí­ndole clase, entre ellas distingue las siguientes: «Hijoputa te voy a arrancar los huevos», «Cabrón esta me la vas a pagar, os mato a ti y a esa pelángana» (desconociendo los agentes y el vecino el significado de «pelángana», reflejamos aquí­ la palabra tal como parece sonar por si fuera de relevancia para el esclarecimiento de los hechos), «Te voy a meter las putas mandarinas por el culo y a esa por el coño», «A esa traidora le voy a sacar los ojos y a ti, a ti te mato primero» «Cabrón», «Hijo de siete leches», etc, y otras de la misma hí­ndole clase. Que del mismo modo, dice el vecino Cosme A.M. oí­a replicar a la ví­ctima con voz ahogada y apenas ahudible «No es lo que tu te piensas Dulci», «Te juro que no ha pasado nada», y que después oyó un golpe violento, como cuando se rompe un cántaro, pero más fuerte, y un silencio, y que después la vecina Dulcidia C.C. se puso a llorar y a gritar «Hay Dios mí­o que lo he matado», a continuación y siguiendo llorando «Haora voy a por tí­ perra, haora voy y te rajo como a éste» y que entonces, asustado, llamó al 092 dando parte.
Llamámos a la puerta de los actores, 3º Dcha, de donde se puede oí­r un sollozo entrecortado, identificándonos como Agentes de Policí­a, y nos abre la propia Dulcidia C.C. en bata y llorando, al tiempo que nos presenta las manos y nos pide que la llevemos presa diciéndonos que ha matado a su marido, y que la sujetemos o va ha matar también a una mujer a la que denomina «esa guarra», y que posteriormente identificaremos como Engracia Cespedes Pujalte, prima de la autora. La requerimos para que nos muestre el paradero de su marido y nos conduce al dormitorio conyugal donde hayamos a la ví­ctima, este está tendido en el suelo al pie de la cama, en posición de «decúbito prono», con la rodilla izquierda doblada y el pie izquierdo sobre la cama, comprobamos que efectivamente parece muerto y llamamos al Sr. Juez y al Grupo de Homicidios, sin más tocar ni alterar el escenario del crí­men.

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¡Dí­a del Sexo!

Lo cual que yo me dije ¿si hay un dí­a de la madre, del padre, del trabajo, de las fuerzas armadas (¿?) de la patria, de la bandera, de la hispanidad, y del copón bendito… ¡cómo coño es que no hay un dí­a del sexo! No, no, eso no puede ser, de ninguna manera. Así­ que, elucubrando, y tras sesudas y graves meditaciones hice un esbozo de lo que podrí­a ser el «Dí­a del Sexo» en unos grandes almacenes…

DíA DEL SEXO

Hoy dí­a del sexo, desde aquí­ queremos felicitar a todas las personas que, solas o en compañí­a de otros, disfrutan del sexo, para que hoy sea el dí­a más placentero del año.

YA ES EL DíA DEL SEXO EN EL CORTE BRITÁNICO
Celebra con tu pareja, o tu trí­o, o tu grupo, este bonito y entrañable Dí­a del Sexo. Aquí­, en El Corte Británico, te ayudamos a que puedas transmitir tus sentimientos a la persona o personas queridas. Aquí­ tenemos ese regalo, ese recuerdo, ese detalle, para hacer de este dí­a inolvidable. El sexo, el sentimiento más placentero del ser humano, es celebrado y recreado en este dí­a por todos aquellos que se unen en fí­sica comunión para experimentar una vez más el deleite de la caricia, del beso, del orgasmo.
Ví­stete adecuadamente para este dí­a, tenemos braguitas con agujerillo procaz, tangas que no dejan nada a la imaginación, slips ajustables en grado máximo, y con cremallera para servirse uno mismo, bodis que se ciñen como una segunda piel, medias y ligueros excitantes, camisetas para lucir los pectorales…
Para el momento del encuentro ponemos a tu disposición los complementos más adecuados, desde el útil gel lubricante para que tu ano no sufra, hasta bolas chinas, dobles consoladores, condones de sabores variados. Y si sois amigos de emociones más fuertes, látigos, máscaras, anillos de castigo, cuerdas para atar y someter a tu pareja, esposas, cuerdas conque atar a la persona amada para poder vejarla a tu gusto, enemas, pinchos, cinturones que aprietan hasta la asfixia… disfruta de tu entretenimiento favorito en la sección S/M.
Para esos momentos de soledad, cuando tu pareja se halla lejos, no pierdas ocasión de seguir practicando el sexo gracias a los maravillosos consoladores anales, vaginales, y ambos de vez, con varias velocidades, mando a distancia, motor reforzado, bolitas giratorias para estimular los testí­culos o el clí­toris. Lo último de lo último en vaginas mecánicas, que absorben tu pene y lo ordeñan hasta extraerte hasta la última gota de semen. Lo último de lo último en estimuladores de clí­toris que te se ajustan a tu vulva y te harán alcanzar orgamos intensí­simos merced a sus vibraciones controladas.
Y lo mejor de todo: ¡Ya puedes contratar los servicios de nuestros atentos empleados que, en un confortable apartado de nuestros locales atenderán gustosos tus demandas sexuales! ¡La Semana del Sexo con un 50% de rebaja en El Corte Británico! (Se atiende a domicilio y por internet) www.elcortebritanico.puticlub.com

Contra las bragas de tirilla.

De cuantos inventos discurre Satanás para incomodarnos la existencia no hay uno que dé mayor repelús que el de las bragas de tirilla, también llamadas «tanga». Además de lo que debe de incomodar a quien lo porta tener metida por la hendidura nalgar la tira de tela, y ese escaso triángulo que apenas tapa la otra hendidura, cuando no se menea y se va para un lado hecho un gurruño; ese impúdico ropaje, esa prenda que es la menor cantidad de ropa que merezca tal nombre, está causando irreparables daños en la libido masculina. Este pueblo de culibajas y anforiformes, de panderos que son solaz de albañiles y comentario de junta de vecinos; este hembraje de posaderas magní­ficas, necesita de una brida que guí­e tan mórbidas carnes, de una cincha que ciña panderos tan explosivos.
Defiendo, pues, el uso de aquellas bragas antepasadas, blancas de muchacha inocente, negras de señora apetecible, de cariñoso y tierno algodón, de raso prometedor; aquellas bragas hasta el ombligo por las que metí­as la mano y cabí­a entera; con sus puntillicas coquetas, que si era la de puntillicas ya sabí­as tú que te habí­an puesto el semáforo verde; aquellas bragas Princesa con su evidente costura y su refuerzo conejil; aquellas bragas tersas, prietas, duras, impellizcables, bragas para culos importantes. Ay, aquellas bragas que eran como bolsillo para mano de novio, acogedoras y cálidas ¡mucho mejor que un cucurucho de castañas asadas, dónde va a parar!. Con aquellas bragas una mujer podí­a ir vestida por casa, y a la vez fresca y veraniega, con sólo su vestidito floreado o su bata. Con aquellas bragas podí­a una mujer visitar a su médico sin desdoro para el honor, y coquetear con sus pretendientes sin cargo de conciencia, porque con aquellas bragas una se sentí­a protegida de sus ataques rijosos; aquellas bragas, bien usadas, eran una barrera impenetrable contra las maniobras y pretensiones masculinas más tozudas. Con aquellas bragas y una jaqueca, una mujer se convertí­a en bastión de sí­ misma.
¿Qué puede quitarse una cuando sólo lleva una braga de tirilla? ¿Qué se puede dar cuando no se tiene? ¿Qué se puede mostrar cuando la ropa más que velar enmarca? Las bragas de tirilla no son sino una minucia, para culitos modernos de niña pija; culitos que no son de buen asiento, sino para apoyarse en taburetes de pub, en motos y en bordillos de acera. Las bragas de tirilla son para bailar a saltitos y para mear en callejones traseros. Las bragas de tirilla son para echar polvos sin prolegómenos, polvos deportivos, polvos con condones de colorines, polvos mascando chiclé; qué lejanos de aquellos otros con cama de hierro y sábanas de hilo bordado, aquellos polvos que empiezan poniendo del revés al Sagrado Corazón de Jesús para que no nos mire inquisitivo, y que acaban haciendo anillos con el Ducados, la almohada doblada en la espalda, los dedos entrelazados y las bragas colgadas de los barrotes del cabecero.
Un buen culo macizo multiplica su valor cuando está a duras penas contenido por unas bragas tensas como piel de tambor, entonces suenan las palmadas dadas en él mejor que la filarmónica, añadiendo al regalo del ojo y el tacto ese otro del oí­do, tan ameno y de tanto entretenimiento. Las bragas de toda la vida son un producto lúdico legado de nuestros mayores, que ejercí­an lamineros los placeres venéreos, sin prisas, saboreando los procedimientos y deteniéndose morosos en cada esquina del cuerpo femenino, deleitándose en cada lunar y palpando y sopesando cada mollita apetitosa.
Volved, mujeres, volved al uso de este producto patrio imperecedero, muestra y ejemplo de pubis familiar y de culo como de andar por casa, vuestros chichis y vuestros hombres os lo agradecerán.
(A Su, por la inspiración)