Ella y él estaban hechos el uno para el otro. Tenían los mismos gustos, las mismas aficiones, ambos eran jóvenes, decididos, inteligentes. Y guapos. Ella, una real hembra, rubia de ojos azules, piernas largas y bien torneadas y pecho exhuberante; él un morenazo con cuerpo de atleta, recio y viril. Tenían amigos comunes que, varias veces, intentaron juntarlos para que se conocieran, porque se hacían cruces acerca de las muchas similitudes de su carácter y lo bien que podían casar juntos, pero por una u otra razón ese encuentro siempre se frustraba. Los dos eran excelentes estudiantes, perseverantes, trabajadores, incansables en su quehacer; los dos tenían un genio vivo y eran muy despiertos. Ambos habían ganado una importante beca de investigación, cada uno en su campo y allí se conocieron, en el acto de presentación, durante el clásico vino español en la facultad. Sus amigos presumían que allí se iba a producir el flechazo. No les dijeron nada, prefirieron esperar a que saltara sin interferencias ajenas esa chispa que forzosamente tenía que brotar entre los dos apenas se conocieran.
Ambos se vieron de lejos y sí, él nunca había visto una mujer tan guapa ni con esa mirada inteligente; a ella él le pareció el hombre más atractivo que había visto nunca. Se miraron, se sonrieron, se acercaron, comenzaron a hablar y comenzaron a sentir un mutuo hechizo. Coincidían en todo, reían por las mismas cosas, demostraban interés por lo mismo. Ambos pensaban que el otro tenía la sonrisa más encantadora que jamás habían visto en nadie.
-Bueno, dime ¿cómo te llamas?
Preguntó él, tras un carraspeo y poniéndose nervioso por primera vez en la conversación. Ella, también dudó un poco, tragó saliva y dijo:
-Basilisa ¿y tú?
-Homobono.
Se miraron fijamente, hicieron ambos el mismo mohín de desprecio, dieron media vuelta y se fueron cada uno por su lado.
-«Será gilipollas… a reírse de su puta madre. Qué coñazo que siempre me saquen el chistecito de mi nombre, y parecía buena persona, para que te fíes…»- Y se alejaron pensando cada uno exactamente lo mismo del otro…
Genial…de lo mejorcito que encuentro por la Red. Un abrazo desde Tampa-Florida-USA.
Sin palabras me has dejado 😉
Voy a leer la siguiente , un beso 🙂
Hoy me lo he pasado realmente bien aquí con sus tres historias caballero 🙂
Le dejo besos
jaja genial
la historia dos no me gusto ! :-/
las otras dos si 🙂
las extremas similitudes, se echan a perder por algún detalle menor, pasa y sucede. una abrazo
Pues a mi la que más me ha gustado es la de los nombres «exóticos». Para gustos colores, y para colores sujetadores XD
Saludos!
Hola, oz, gracias por tu visita….Pues no, no me suena de nada el fragmento que has puesto,es más, no creo que se parezcan en nada…y sí, esto de internet es un pañuelo. Un saludo
HOla, Oz, jooooooo, es otra Ogigia, de veras, nada tiene que ver conmigo….Bueno, supongo que ni para los nickes somos originales. Gracias por señalármelo. Estos poemas están publicados en el Libro Jardin al mar ISBN 8492328363.
Un saludo
Digamos que del 1 al 10 un rotundo «10» decir que esas historias no pasan en la realidad pues SI SENORES SI PASA! me recordaron una experiencia TONTA…
Que toooooooooooooontos que son!!!!!!!!!!!
Entre lo tontos que son y la fealdad que tienen, esque son
JILIPOLLAS