«Dos mujeres y un hijo
y cuarenta camellos»
El que así me lo dijo,
era un tuareg de aquellos.
Los que viajan felices
con la estrella a su lado
desprecian los matices
de lo civilizado.
í‰l ya tenía todo
lo que necesitaba.
Yo admiraba su modo
de ser feliz sin nada.
Yo tengo mi dinero,
mi casa, mi seguro,
como soy europeo
no le temo al futuro.
Trabajo mucho, es cierto,
no tengo tiempo apenas,
pero sí me divierto.
Hay muchas cosas buenas
en mi vida: mi esposa,
mi perro, mi jardín,
un buen libro, esas cosas…
los amigos… en fin…
Tengo los ingredientes
de la felicidad
si no hay inconvenientes
llegaré a gran edad,
llegaré a ochenta y pico,
y no estaré tan mal.
Moriré siendo rico
¿Se puede pedir más?
El tuareg no entendía
de qué le estaba hablando:
«Estoy bien si de día
no va el viento soplando,
y la noche la paso
mirando las estrellas
mientras me bebo un vaso
de leche de camella».
Tomás Galindo ®
Qué horror, qué decadencia la mía… lo que hace dormir mal, eh.
la verdad es que si…tómate un vaso de leche de camella tu tb, anda. De aquí a la oca loca… ¡20 patos, qué patada!