Hoy es jueves ¡celebrémoslo!
Desnúdate y muérdeme la nuca,
méteme las manos por todas las costuras,
cáeme desde arriba como un dios.
No te detengas, no, si de repente
ves que me fui y te dejé mi cuerpo.
Trátalo bien, como al mejor juguete
tú dale cuerda, que llegará muy lejos.
Recuerdo que otro jueves fui feliz,
tenía un novio que se llamaba Antonio
se parecía, un poco solo, a ti.
Me hacía mucho bien. Era un demonio.
Tú sigue con lo que haces, que yo pienso
en cómo el tiempo pasa y en con quién
he querido, como hoy, perder el tiempo.
Salen algunos nombres y también
la sensación de que otros se esfumaron.
Ese es el don que tengo: el olvidar
mis maestros, no lo que me enseñaron
(eso no te lo tengo que enseñar).
Tan pocas veces, tan de tarde en tarde
puedo dejarme ir, cerrar los ojos
tan pocas veces voy de ángel en ángel
suavemente alzada y el cielo recorro,
soy de algodones, nubemente lluevo
llovizna de sábana, perla a perla.
Mira, mira y ve cómo me renuevo
contigo entre los brazos y en la selva
verde trébol de las evocaciones
poseo entre los árboles un nido
donde ir cuando estoy de vacaciones
de mí y dejo mi cuerpo en un descuido.
Celébrate mi cuerpo, que hoy es jueves,
Carpe diem, noctem y te invito
a toda la semana si te atreves.
Ven. Comúlgate conmigo.
T. Galindo ©